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Hay que tratar de tener en claro los propios sentimientos febrero 28, 2010

Posted by Malena Ferrini in Autoayuda.
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Para Pepe con cariño, ojalá te ayude a saber lo que estás sintiendo…

Hay algo así como escalafones jerárquicos que van desde la atracción al amor profundo.

Una mujer no siempre distingue el estado de sus sentimientos, es por esto que les ofrezco una guía para descifrar en que estado de amorío se está. *
Útil para la dama y el caballero. Se ofrece aquí gratis. Pueden imprimirla y pegarla en la heladera… o llevarla siempre a mano en la billetera para consultarla si se pierden en este laberinto de emociones.

Sabremos que una mujer está en estado de…

Calenchidad:
Cuando le presentan un hombre (cualquier hombre), lo primero que piensa es cómo será en la cama. Le gusta frecuentar bares bien tarde en la noche, aún si trabaja temprano al día iguiente.
Se arregla demasiado para ir a la verdulería, o incendia un repasador y espera a los bomberos en camisolín. De pronto Lanata le parece sexy. Se imagina con el cadetito de la farmacia de 17 añitos … ya esta crecidito. Y tantos más. Desayuna «alfajorcitos».

Fascinación:
Este tipo de atracción sucede cuando una es adolescente y se agarra una calenchidad pero todavía no tiene ni idea de que es lo que está pasando.
Una relación de amor absolutamente pasiva, donde el sujeto del afecto puede ser Christian Bale o el profesor de Filosofía. Todos los pensamientos son unilaterales. Sobre la base de la contemplación se construyen las más diversas fantasías románticas y de las otras. Se despierta la más frondosa imaginación, nos anticipamos a los encuentros para vivirlos una y otra vez sin que lleguen a suceder.
Si usted es mujer (mayor de edad) y se encuentra en esta situación, anímese y hágale saber al hombre en cuestión lo mucho que le gusta. Deje la fascinación a las adolecentes.

Deseo:
Un hombre le gusta. Mucho. Pero no se siente enamorada, o no lo acepta por miedo a quedar hecha pelota después de una relación disfuncional. Sin embargo es todo tan perfecto (las miradas cómplices, palpitaciones y atenciones amorosas correspondidas) que ese miedo a romper con el idilio impide ir adelante o atrás. Obliga a tomar las dos direcciones alternativamente.
Y nuestro pobre hombre absolutamente desorientado, llamándonos histéricas, o cualquier otro epíteto sinónimo.
Para resolver tan intrincada situación. La vía lenta que es dar vueltas hasta que le caiga la ficha o se le canse el pretendiente. Y la vía rápida: irse con el a pasar un finde en un lugar feo y aburrido, con mal tiempo, y nada que hacer… si después de ese tiempo en vez de estar incómodos, a los gruñidos y peleando; están los dos muy divertidos hablándose tiernamente, o mejor, haciendo el amor, significa que han pasado al próximo nivel.

Amor:
Esto es algo que puede pasar una vez en la vida, como mucho dos o tres. Y hay que esperar que llegue. Una no puede convencerse si no está enamorada.
¿Y como saber qué está sucediendo?
Simplemente porque todo va en la dirección correcta.
Porque sí sabemos cómo es el amor a la familia… pero el amor hacia un hombre es así y algo más. No se parece a la manera en que uno ama a un hermano o a sus padres.
Se parece a la pasión, a desear besos vaporosos, a las ansias de arrancar cada prenda de su cuerpo. Si no está la pasión, lamentablemente, no habrá amor.
Se parece al humor, donde abundan similitudes en el sentido que le dan a la vida una y otro. Las risas vienen solas y abundan, no hay nada forzado, no hace falta explicar, ni pedir disculpas por los chistes.
Y si una llega a conocerlo lo suficiente como para saber que no le gustan los zapallitos rellenos, odia las camas mal tendidas y aplasta a las cucarachas con la caja de fósforos… y aún asi lo ama igual (pero no más)
Si estando juntos se sienten mucho más lindos, inteligentes, divertidos y felices…
Si le mira los detalles más bobos y le parecen por demás atractivos, por ejemplo los piecitos aliñados, la forma de comer, las manos gruesas, el lápiz que usa, los rulitos…
Si le aterra la sola idea de pensar que él pudiera sentir dolor…
Si y sólo si contesta afirmativamente todo lo anterior, entonces es amor.

* Texto basado en «Love and other phenomena» de Cynthia Heimel.

Cuando te encare un hombre, nunca lo descartes antes de hablar 5 minutos con él febrero 25, 2010

Posted by Malena Ferrini in Ideas sexy para conocer hombres, Secretos de conquista.
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Cuando leí este consejo, no me gustó que usara la palabra descartar con personas. Pero igual me dije que tenía que ponerlo en práctica. Está mal sacar zumbando a un pobre tipo que te encara nada más porque la primera impresión no es tan buena o porque dijo un par de frases poco felices. A mí no me gustaría que me hicieran eso. Además quién sabe. Son nada más que cinco minutos. El tiempo que me demoro en cepillarme los dientes. No es nada.

El primero que apareció era de lindo cuerpo y estaba vestido de negro. Se movía un poco bien pero tenía puesta la remera del restorán «Caro Pepe». Se acercó con una enorme sonrisa y dijo sin ninguna timidez:

-Hola ¿Viste que lindo cuerpo tengo?

-¿¡¿¡??!!

-Eso es porque fui al Liceo Militar.

Muda, me mordía el labio calculando cuántos minutos me quedaban para descartar al espejerto.

-Mirá, tocame el bíceps. Re grosso.

Me agarró de la muñeca y apoyó mis dedos en su brazo. Estaba duro. Yo arrugaba la frente y miraba a mi grupo de amigas con desesperación.

-¡Ja! Te encantó qué porte tengo. Porque me paro derechito así, ¿ves?

Ahí me arrimé una banqueta, y mi humor viró del más cruel desconcierto a la más insana diversión: se paró con los pies como las diez y diez, se puso firme… y después levantó la mano derecha hasta la frente y me hizo el saludo militar.

Pordiosanto qué risa.

-¡Qué hacés, estás loco?

-Pero te encanta, rubia, te encanta mucho.

Por lo menos me robó una carcajada. Él estaba orgullosísimo de la manera en la que me estaba encarando. Seguro de la atracción que había generado.

-Sabes… yo soy así de macho pero tengo un costado tierno… juego a la play con mi hermanito.

-¡Jugás a la play! Y decime, ¿a qué otras cosas te dedicas? – Trataba de ayudarlo…

-Hago fierros. Trabajo en un bar ¿ves? –mientras tanto señalaba el logo en la remera (Caro Pepe NO es un bar) y tenía las uñas comidas y mugrientas.

-Bueno, qué interesante, pero sabés, mejor me voy con mis amigas.

-¡No! Te quedás conmigo.

-No.- A ver si todavía era un asesino serial.

Miré el reloj. Un minuto y medio había pasado.

Tenía que ser Cosmopolitan.

Las canciones de amor que cantan los carilindos pop fueron creadas para sacarte plata febrero 23, 2010

Posted by Malena Ferrini in Autoayuda, Semiótica Viril.
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Siempre me he preguntado por qué será que no existen más hombres que como Axel Fernando (por ejemplo) declaran su amor de maneras tan románticas, delicadas, tiernas y dulces. Por qué no hay más hombres que expliciten sus sentimientos en palabras así de poéticas, por qué será que ninguno inclina la cabeza y pone cara de carnero degollado mientras dice algo como «Estoy enamorado de tu voz y tu ternura» en lugar de rezongar porque la novia no se calla nunca.

Es más. Me pregunté también por qué estos artistas tan exitosos entre las mujeres, fracasan tan estrepitosamente entre la comunidad masculina, por qué los hombres que nos cruzamos todos los días en la vida real se mueren de risa de la emotividad de los cantorcitos que tan bien saben derretir nuestros corazones cantando (y siendo) exactamente lo que casi todas las mujeres guardan en sus fantasías más recónditas.

Hoy estábamos en la casa de mi amiga almorzando, cuando pasaron por la radio una de esas cancionetas de amor que cantan los espejertos estos de moda (con el debido respeto que me merecen). En ese momento, mi mente se iluminó y lo entendí todo.

¿Saben por qué pasa eso? Porque los cantorcitos son un negocio que sirve para ganar plata sirviéndose de la ilusión de nosotras las mujeres. No son artistas, son comerciantes. Los hombres de verdad no sienten así. Si no me creen, escuchen las canciones de amor que les gustan a ellos.

Hora de abrir los ojos, chicas. Los hombres tienen otras estructuras mentales más pragmáticas que las nuestras. Otros esquemas de pensamiento, otra forma de expresar las emociones. Un tipo que se ha enamorado frunce el ceño o le dice al mejor amigo «Estoy hecho un pelotudo», y después va a ver a la chica en cuestión y se ofrece a llevarla al dentista en su auto, le presta la laptop, le arregla la cafetera y la invita al recital del espejerto (o en el peor de los casos pone el CD en el carestereo mientras maneja concentradísimo y la mira de reojo). En una de esas le venga bien para conquistarla.

Me lo dijo mi hermano.

Si ya se terminó la relación, no dejes que otras cosas te sigan atando a él febrero 21, 2010

Posted by Malena Ferrini in Asuntos de pareja, Autoayuda.
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Tu nombre entre mis contactos. Un vocativo fantasma. Un apelativo cruel tironeándome desde el pasado. Tantas llamadas en la mitad de la noche. El teléfono salado y húmedo de llanto. Un hilo invisible, inexistente que nos hacía converger de a ratos aunque viviéramos en realidades tan distantes y distintas. Un recuerdo ácido y fuerte de la época gris en que vivías entre mis brazos vacíos. Esos días en que nos extrañábamos tanto, que nos dolían los calendarios y todos los manjares eran amargos.

Una apuesta tan alta, y no quiero perderla. Todas las fichas en la mesa y el croupier arrasando con ellas. Una metáfora que todavía me gusta usar para pensar que terminar así de despojada es obra del azar, simplemente una broma macabra del destino, que decidió después de tantos años que vos no eras para mí o yo no era para vos. Todo lo aposté y vos no llegabas, entonces se acabaron los llamados y la promesa de volver y no dejarme nunca.

De todos los kilómetros que atravesé tantas veces para verte, no me arrepiento de ninguno. De todas las tarjetas telefónicas, las cartas, las postales, los suspiros que nos sostuvieron juntos mientras yo estuve acá y vos viviste allá. De todo eso que compartimos nos quedó la posibilidad de llamarnos sin límites y unos planes que empiezan a acumular telarañas.

Llegamos al futuro y ya no estás. Compartir la línea y pagarte las boletas era parte de los planes. Parte del futuro hipotético que perdemos para siempre cada vez que intentamos otra vez y terminamos a los gritos.

Lo último que me ata a vos es mi línea telefónica. Con la cara llena de llanto te escribo el último mensaje:

Por favor da de baja mi línea y mandame un mail con el importe de la boleta así te hago una transferencia bancaria por lo que te debo.

Me lo dijo Gaby.

Dios sabe qué necesitas y te lo da en el momento justo febrero 18, 2010

Posted by Malena Ferrini in Autoayuda, Ocio y viajes.
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Hace unos años, estaba en trámites de reservaciones de hosteles y otras verduras para irme a Europa. A mis amigas les dije que me iba con un cincuenton casado que quería ir a la feria de los aviones y estaba para el crimen. ¡¡Los alaridos que pegaron!!

Pero en realidad, me había ganado la «Beca Father a la hija mas suplicadora de llevame a mi porfa porfa vos pagame los pasajes yo me banco el seguro y los hospedajes, la manutención, y me callo cuando te duela la cabeza » y estuve con mi papá unos poquitos días en París y después me largué a recorrer sola solita solitaria a mi merced, con mi poquisima plata ahorrada en pesos, una requete mochila y un diario en el que escribí todas las experiencias que tuve. También hice algunos dibujos chitrulísimos.

Para ampliar hacé clic en la imagen

Además del miedo a las grandes ciudades, le tenia un poco de miedo a la convivencia con mi papá ya que nunca fui santo de su devoción. A no saber el idioma, a perderme por ahí, y a tener que aguantar mis propios monstruos una vez que estuviera sola. Sola sola al otro lado del mundo!

¿Te imaginas romperte una pata ahi? ¿Te imaginás estar en el lugar que soñaste y no abrazar a nadie? ¿Te imaginas vivir a sopa de polvo, barras de cereal y agua? ¿Te imaginas 25 cuadras con una mochila de 17 kg que engordaba un poco más en cada ciudad?

Mamá se emocionó y me abrazó con sus palabras cuando la llamé desde la punta de la torre Eiffel y hablamos unos segudos por lo caro que salía el teléfono.

Y mi papá, me regaló en 3 cuadras de París la mejor conversación que tuvimos en la vida. Cuando hablé diez segundos con él al día siguiente de esa charla, él ya estaba en nuestra casa y yo andaba por Berlin buscando la calle Klukstrasse. ¡En Berlín por Dios!

No sé si alguna vez voy a agradecer lo suficiente ese viaje, en el que además de ver tantas cosas maravillosas, aprendí a ser valiente. Aprendí a saber que Dios tiene siempre preparado algo mejor, que no importa lo mal que ande todo, siempre hay una salida…

Un día antes de despedirme de mi papá me encontré este libro tirado el la calle, como si hubiera caido del cielo. Miré a todos lados, y no había nadie de nadie. Creo que fue una de las mejores cosas que me pasó en el viaje, me ayudó a tomar muchas decisiones útiles, a saber qué ruta tomar cuando me bajaba del tren sobrecargada y cansada, con una nueva ciudad por delante.

Dios me mandó este libro que amo, y que para mí es un símbolo. Él sabe lo que te hace falta y te lo da en el momento justo.

Lo aprendí porque me tocó vivirlo.

Cuidado con los punguistas febrero 16, 2010

Posted by Malena Ferrini in Sana y salva, Seguridad personal.
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Hoy el micro se demoró en llegar, y para cuando apareció, los que queríamos subir éramos muchos. Obvio que todos muy bestias corrieron a subirse para agarrar un asiento, y se armó un apelotonamiento de gente empujando que me pareció de cuarta.

Iba entre el tumulto de gente, casi arrastrada por la bestialidad de personas. ¿Quizás al viajar todos los días como ganado una se irá volviendo de a poco más y más vaca? He ido a arriar vacas, ellas entran al corral más civilizadamente, creedme.

Una chica humilde, pero bien vestida me empujaba intempestivamente. Mal.

Me dí vuelta y la miré a los ojos. La señorita me apretaba contra la gente. Tenía una manito en mi morral y la otra en mi cintura.

A mí no me empuja NADIE. Le regalé una sobrada, una blanqueada de ojos, y me hice a un lado. Me salí del bardo mientras chequeaba los bolsillos. Mi instinto me decía que ella me había robado. Pero no me faltaba nada.

-¡¡Ehhh dejate de empujarme que te pasa!! – Me gritó la señorita.

-¡Nena, para la moto! si ni te estoy tocando!

Y otra vez me fijé en mi morral. El monedero estaba aún ahí.

Me sentí muy prejuiciosa. Estaba segura de que la señorita me había tratado de robar, estaba completa y absolutamente segura de que estuvo tratando de meterme la mano al bolsillo. Pero las pruebas decían lo contrario… otra vez me rondaba culpa, por lo prejuiciosa que había sido. Me imaginaba qué hubiera creido si esa actitud era de una viejita, o un muchachito de traje. Me preguntaba por qué estaría tan desesperada por subirse pronto. ¿Necesitaba un asiento? ¿Estaría embarazada? Vaya uno a saber.

Subimos todos, y la señorita decidió quedarse porque ese no era el micro que ella esperaba.

Pocos segundos después se armó un griterío. Alguien le había arrebatado el celular a la señora que subió primero, esa que estaba al lado mío en la cola.

Prejuicio o no, el instinto me salvó el monedero.

Y por esta vez, solo por esta vez… fue horrible tener razón.

No me lo dijo nadie: será pura paranoia.

Los cuentos de hadas son puras mentiras febrero 14, 2010

Posted by Malena Ferrini in Autoayuda, Secretos de conquista.
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Princesas las pelotas...

En mi infancia nunca me leyeron el cuento de la princesa que le tenía que pagar todas las cosas al príncipe porque a él le gustaba rascarse las bolas y ser un mantenido de la mamita en vez de andar matando dragones para rescatarla de la altísima torre.

O alguno donde el príncipe la hiciera callar si ella intentara hablar más de lo tolerable para él, y después de conversar insuficiente e ineficientemente la llevara en su corcel en el más completo y hermético silencio.

La madrastra siempre era la mala, o una bruja… pero los príncipes eran intachables en los cuentos.

Tantas mentiras nos inculcan cuando somos chicas que es complicado hacer el quiebre y entender que:

  • Nadie nos va a rescatar, nos tenemos que rescatar solas.
  • El príncipe anda buscando joda y nada más.
  • Para él no vale la pena tanto esfuerzo de matar dragones si está cómodo en su soledad o con su mamita.
  • No dudará en mentir, abandonar y desengañar si su impulso egoísta se lo reclama.
  • Pasarán varios, muchos tomos de historias antes de que él siquiera piense en tomar a su princesa como esposa.

No podemos dormir hasta que llegue. No podemos dejar un zapato en las escalinatas y esperar que entienda el mensaje. No podemos lanzar nuestras trenzas por la ventana, invitándolo a subir sin ser vistas como gatos. No podemos creerle que nos mintió (frotando una lámpara para ser príncipe un rato) porque nuestro padre no vería la relación con buenos ojos. No podemos quedarnos mudas a cambio de unas piernas que bailen con ellos. No podemos esperar que un bestia se convierta en un príncipe, porque los hombres no cambian.

Pero podemos seguir besando sapos con la esperanza de que alguno sea al fin el indicado.

Feliz día de los enamorados para todos.

Me lo dijo mi amiga y también lo leí en un diario.

Aunque no parezca, algunos hombres buscan una mujer para toda la vida febrero 11, 2010

Posted by Malena Ferrini in Autoayuda, Secretos de conquista.
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Para vos, que tanto tratás de encontrarte en este blog.

Marzo, 2005.

Despues de años de estar con un supuesto caballero, estaba yo sola, libre, melancólica y eufórica. Estaba con hambre de hombre. Pero no un hambre sexual (o sí un poco), si no más bien un hambre de sentirme mujer, atractiva, de sentir unos brazos gruesos a mi alrededor, adivinar una barba difícil en el olor a colonia after shave, escuchar una voz grave en el oído. Tal vez era hambre de hambre de hombre. Porque el supuesto caballero me quería, pero no tenía hambre de mí, o quizás no me lo mostraba porque le parecía inapropiado.

En eso andaba, cuando alguien que conocía hace algún tiempo me pasó a buscar por mi casa y vagamos sin rumbo fijo por las calles del barrio. Un sol delicioso nos entibiaba la piel mientras hablábamos sin parar de la vida. Me mostraba sus mejores facetas de chico de la noche, con muchas cosas vividas, pero a la vez tan centrado, -Ya tuve demasiada joda.-decía. Y se preocupaba por verse exitoso en lo laboral, y lleno de miles de amigos.

Pero eso no era lo importante, sino sus enormes ojos azules que me gustaron desde la primera vez que lo vi. Me los clavaba mientras caminábamos, y alguna mano rozaba mi cintura. Eso y su hambre, que no disimulaba. Me hacía reir, estaba cómoda. Llevábamos 3 horas descubriéndonos sin aburrimiento. Hablando como amigos de toda la vida.

-Vos sos una chica muy linda.
-Pero no, si cuando salía a bailar con las amigas era la que siempre se quedaba sola.
-Y bueno, es que cuando uno sale a bailar a veces no busca a la madre de sus hijos. Vos sos especial porque sos diferente. Siempre tan cuidada, porque no tuviste muchos hombres, vos no sos así, eso te hace especial.
-Vos también me gustás bastante.-Sonreí y me puse colorada.

No pude creerle ni una palabra. No entendía lo que estaba pasando.

Me lo dijo (muy tarde) un amigo.

Me refiero al sexo en su totalidad, la atracción física, la química, los besos, y el sexo propiamente dicho. Son cosas que nos confunden y no permiten que una piense claramente. Escribo «oscurece las aguas» imaginando que la razón es un lago o un mar en el que navegamos. Mi razón era un mar tempestuoso, con barco y naufragio incluido. Despues de años de estar con un supuesto caballero que ni me quiso tocar jamás, estaba yo sola, libre, melancólica y eufórica. Estaba con hambre de hombre.
Pero no un hambre sexual (o sí un poco), si no más bien un hambre de sentirme mujer, atractiva, de sentir unos brazos gruesos a mi alrededor, adivinar una barba difícil en el olor a colonia after shave, escuchar una voz grave en el oído. Sentirme una bailarina de tango que se mueve al compás de su compañero. Tal vez era hambre de hambre de hombre. Porque el flaco me quería pero no tenía hambre de mí, quizás no me lo mostraba por inapropiado.

Sé vos misma febrero 9, 2010

Posted by Malena Ferrini in Autoayuda, Secretos de conquista.
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A veces me sorprendo haciendo fuerza para no llorar aunque esté sola. A veces me miro en el espejo para volver a conocerme y encontrar otra vez la verdadera expresión de mi cara atrás de esta armadura que intenta protegerme de no sé qué. ¿De la vida? ¿Del recuerdo de un tipo que me hizo sufrir?

Los pantalones están un poco más holgados. La piel de otro color después de tanta disciplina. El pelo me brilla y el push up me favorece debajo de la remera. Todo eso que pasó es historia superada y me atraganto de mundo con la mejor sonrisa que me sale, mientras no paro de rumiar los mejores años de mi vida, hijo de puta o me quedo pensando en esa persona con la que quisiera charlar mil horas sin parar pero no puedo.

Yo no puedo.

Porque antes de mandarle un mail puedo pasar una hora buscando la respuesta más ingeniosa. Antes de responderle una pregunta simple soy capaz de agachar un poco la cabeza y hacer uno de esos silencios que tan bien me salen y se cortan con tramontina. Antes de arreglarme para verlo, decido con cuidado qué ponerme para vestirme más de mí, más de la mejor de todas las que soy y no esta que se mira en el espejo y se siente un bicho miserable con un brazo de cartón.

¿Qué problema habrá si se entera de toda esta que soy? Si le muestro que tengo un corazón roto y un pie feo. Que me dan pánico los perros y soy adicta a las aceitunas. Que a veces tengo mucho hipo y que casi siempre lloro y me río a la vez. Si sabe que soy sensible, que sueño con formar una familia, que no logro organizar mi escritorio, que cebo unos mates horribles, que me gusta tanto escribir y que tengo tantas pero tantas ganas de que me cuente su niñez.

El problema es que me vea sin mi armadura y me descubra más desnuda de lo que mi pudor puede tolerar. O más vulnerable de lo que mi corazón puede soportar.

Lo escuché en una canción, pero ya me lo había dicho mi mamá.

No interpretes literalmente las palabras de un hombre febrero 7, 2010

Posted by Malena Ferrini in Semiótica Viril.
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Soy muy independiente: No quiero que nadie me rompa las pelotas
Nada es para siempre: Me rompieron el corazón y perdí la fe
Me aburro rápido: Quisiera escaparme de…
¿Vamos arriba?: Quiero tener sexo
No va a pasar nada que vos no quieras: Estoy seguro de que vamos a terminar haciéndolo
Qué linda te ves por la mañana: No estás tan horrible como esperaba
¿Te llevo a tu casa?: Ya me estás estorbando

Chau, la pasé muy bien: …¿Alguien me dice qué quiere decir eso?

Me lo dijo un amigo varón.